-Ay, señorita, ¡yo me caso con una mujer tan valiente como usted que no tiene miedo de usar el machete! -¡Sí, hombre, sí! (...) -Yo creo que a las mujeres hay que cuidarlas, quererlas y protegerlas, decirles lo bonitas que ustedes son. No como algunos hombres cobardes que les pegan y les hacen daño.
Y así vamos. Guardando lo que más valoramos, protegiendo la hermosura y preservándola en un tarro cerrado al vacío. Cociné mi voluntad al baño maría y ahora tengo un bonito frasco donde contemplo mi humanidad en conserva.
¡Este es el conflicto!
Me presento. Soy un joven cachorro humano buscando el camino de sus pasiones. He invertido mi tiempo en profundizar en el estudio de la literatura; nuestros textos son la clave para conocer nuestras emociones y el camino a la comprensión del ser humano. Además, es hermosa, y a mí también me gustan las cosas hermosas. Mi carrera no me satisfizo a la hora de buscar un sentido a mi existencia -¿qué esperaba?-, así que pasé un tiempo en la madriguera trazando planes, guardando semillas para el invierno y otros viajes, hasta que me decidí a volar. Como todo cachorro, estoy llena de energía e ilusión. ¡Quiero cambiar el mundo! Y para eso tengo que encontrar mi talento, creérmelo y montar el plan de acción. Mientras tanto aprovecho para disfrutar de los placeres mundanos; ahora que vivo en una bananera me dedico a comer bananos, salir a correr por la jungla y observar el mundo que me rodea. Ayer vi una serpiente pitón gorda como un puño y de dos metros de largo. Hoy siento más aprecio por mi vida.
El otro día estuvieron limpiando la plantación. Nuestro trabajo es fácil, hacemos cosas bonitas y sencillas y cuando quema el sol nos vamos. Pero el día es largo y yo tenía ganas de trabajar, así que volví a preguntar si podía ayudar a limpiar el monte de la plantación. Me puse las botas, me prestaron un machete y en un momento me hicieron un mocho con la rama de un arbolito. Por dentro me dolió por el arbolito. Me afilaron el machete y me soltaron a jugar. La diferencia entre una granja orgánica y una convencional es que en las orgánicas la vida brota imparable y tiende a convertirse en jungla, sobre todo en este clima tropical. Las esmirriadas plantas de café pronto se ven abrazadas de lianas, la hierba crece un metro sobre el suelo. Los bananos dan fruta un año y se quedan otros tres dedicándose a la contemplación. La idea consiste en cortar todo ese monte que ahoga el cafetal. Con el mocho (un palo en forma de guadaña) agarras la hierba y la alzas sobre el suelo; con el machete la cortas. Así, y cuando la variable tiempo es creciente, x tiende al infinito.
Mientras, tuve una conversación con uno de los hombres que trabajan aquí. De nuevo observé esa tendencia tropical masculina de halagar a la mujer. Hay cosas que cuando las escucho de lejos puedo mantener la calma y continuar caminando, pero cuando se dirigen a mí se me escapa la fuerza por la boca. ¡Como que hay que proteger a las mujeres! ¡Dales un machete y un mocho y enséñales a usarlo! ¡Hincha un balón de rugby y desata su entusiasmo! ¡Cuéntale cuentos desde chiquita y un día los cuentos hablarán de ella!
Toda esta desigualdad es ridícula. Primero viví en un país donde la gente vive con lo poco que gana al mes, que es muy poco, pero también pueden ser los dos duros que necesitan y que le pasan para que sobreviva. El país de los contrastes. Y ahora vengo a un lugar donde florecen las oportunidades; una zona en crecimiento, con enorme riqueza natural, y resulta que a las mujeres hay que cuidarlas, protegerlas, y decirles lo bonitas que son. Y yo, con mi energía de cachorro que quiere cambiar el mundo, me subo por los bananos y busco la solución. Pero es tan sencilla que se me cuela entre los dedos.
La revolución personal es lo principal, dicen en Iarnal. Podemos cambiar el mundo solo a través de nosotros mismos. Los ingredientes son: una mente hermosa, valiente y fuerte con que pensar independiente; un cuerpo sano, libre y siempre en crecimiento, para poder seguir los instintos que te llevan de un lugar a otro y no olvidar trabajar día a día para alcanzar tus metas; un alma con hambre de sueños. ¡Esa es la lucha! Hacer de uno mismo el campo de trabajo; buscar entre las carencias del mundo, la manada y las propias el material de construcción, y la humildad de ver un enorme camino por delante.
Ese camino solo se puede trazar cuando te ves fuerte para abrirte paso entre la jungla. Esa fuerza, para pensar por uno mismo, para defenderse del peligro, para no dejarse llevar por la comodidad, es lo que tenemos que construir en comunidad. ¡Hay mil formas! A través del rugby y sus valores. Con el kárate y su filosofía. A partir de los principios de la permacultura y la agricultura orgánica. Desde los cuentos y las historias. Tantos camino como podamos imaginar. El arte de la guerra empieza con la sonrisa del que se ilusiona, y así prende la llama en el combate contra el miedo, la represión y la desigualdad.
Lecturas de la semana: El alquimista, Paulo Coelho (la relectura absoluta) Piloto de guerra, Antoine de Saint-Exupéry Stephen Hawking -una vida para la ciencia-, Michael White y John Gribbin.