Un día me desperté pensando que quizá era el momento de salir a tomar el aire. Cuando el viento sopla fresco las cigüeñas emigran. Pero ya vendrá la primavera.
Salir de casa es un cúmulo de sensaciones. Por una parte notas la corriente de aire que viene a empujarte cuando alzas el vuelo. Y a la vez la incertidumbre que trae mirar hacia adelante y ver un camino nuevo. ¡A mí me llena de energía! Con el tiempo dejas de intentar imaginarte cómo será lo que está por venir; lo estimulante de viajar es descubrir las sorpresas del camino. Para bien y para mal.
¿Sabíais que para entrar en Nicaragua con visa de turista necesitas demostrar que vas a salir del país antes de 3 meses? Bien, yo tampoco. Así que a las 7 de la mañana tuve que comprar un billete para demostrar que no me quedaría aquí para siempre. Un buen subidón de adrenalina de una hora en que descubrí que no puedes comprar billetes de autobús por internet (ya entendería después por qué...), y que además los vuelos low cost no existen aquí.
Cuando viví en Auckland aprendí que no todas las ciudades se distribuyen igual. A diferencia de las ciudades españolas, que se forman en torno a un centro, a veces histórico, la ciudad de Managua se distribuye por barrios, o departamentos. Literalmente. Después de una excursión en busca del centro me sumergí en un mercado cuyas entrañas tornaban cada vez más oscuras, más o menos en el orden fundas-de-móviles, hamacas, refrescos, fruta, verdura, queso, tripas de cerdo.
De vez en cuando me he visto confundida por extranjera, y difícilmente la gente imagina que vengo de España. No obstante, nunca antes me había visto tan sumergida en esta circunstancia hasta llegar a Nicaragua. Estoy experimentando el contraste de vivir entre dos identidades, la turista gracias a la que se puede sacar un dinero extra y la chica con pinta de gringa pero que habla español y que, ante la subida de precios que conlleva ser rubia, ha aprendido a regatear, a sesear y a vosear.
¡En Nicaragua también hay chicas que juegan al rugby! Después de un par de días en la capital seguí sumando experiencias tomando el bus público para llegar al entrenamiento con el Chorotega RC. Actualmente, este es el único equipo de rugby femenino nicaragüense, y me invitaron a unirme a una buena sesión de físico en pleno clima tropical, con la que los chicos se preparaban para su partido del sábado.
Cuenta la historia que los caracoles sacan los cuernos al sol cuando llega la primavera. Cuentan que a veces el fresco del invierno los atemorizaba y se guardaban al abrigo de su concha. Así, cuando asoman la cabeza al sol sabe tan rico que se sacan el cuerpo entero a pasear. Cuentan que hay lugares en que en marzo huele a verano.