El juego es un arte cargado de futuro
La larva se movía por su tronco. Observaba desde dentro, rodeada de miles de larvas iguales que ella, la luz que venía de fuera, allá del mundo. La larva trataba de acercarse a esa luz, pero ella, pequeña criatura en proceso de hacerse oruga, solo podía temblequear en su movimiento palpitante. Llevaba hambre de vientos y olor a flores en una memoria de lo que nunca había sido y sería. Ella de mayor sería mariposa. Hay una larva en el centro de mi estómago. A veces, cuando voy a dormir se remueve inquieta y me susurra palabras grandes, sueños enormes, cosas que solo las mariposas que aún son larvas piensan. ¿Qué hacer con todas estas sensaciones que te muestra la magnitud de lo que llevas dentro? Inspírate. Levántate cada día con más ganas que nunca de hacer lo que vas a hacer, porque las decisiones que has tomado son solo tuyas. Has llegado hasta aquí siendo quien querías ser, ¿no? ¿No es así? Quizás entonces… ¿Cómo te gusta vivir a ti? A mí me gusta estar viva. Me gusta reírme cuando me despierto. Me gusta salir a la calle, abrir la ventana, ir a cualquier lugar y respirar fresco. Me gusta mucho respirar. Me encanta jugar. Me pasaría el día jugando. De hecho, trato de pasar gran parte de mi vida jugando. Chiño me enseñó a jugar. Mucha gente juega conmigo cada día. Me gusta poder decidir, que alguien tenga un balón en las manos y pueda tomar mil decisiones. Me gusta tratar de adivinar qué va a hacer, cómo responder. Me gusta equivocarme, que me tomen a broma, reírme tanto de mí misma que me haga más gracia aún todo. Me gusta caerme, reírme y volver a levantarme. Me gusta aullar, me gustan las conversaciones absurdas, las bromas estúpidas, el humor surrealista, el sinsentido. Me gusta estar a gustito. Me gusta que me acaricien. Me gusta descubrir lugares bellos, mirar a los ojos y asomarme a un abismo. Me gusta lo desconocido, descubrir otras perspectivas, aprender nuevos juegos. Me gusta enseñar juegos que otros no conocen. Me gusta que la gente disfrute a mi alrededor. Me gusta crecer. Me gusta estar viviendo el viaje de la mariposa. Me gusta que otros crezcan conmigo. Yo he crecido jugando. Me muevo por sensaciones, y tenía ganas de hacer aquello con lo que disfrutaba. ¿Tú no? Me gusta hacer lo que me gusta. Puede ser muy obvio, pero es universal. Me encanta jugar, que jueguen conmigo. De hecho, a veces cuando me aburro me invento juegos. Para jugar en compañía, para jugar yo sola, para enseñárselos a alguien o solo por el placer de inventarlos. A veces me pongo retos. No me gusta sentirme limitada, y cuando veo que algo dentro de mí tiene miedo me apuesto a mí misma que no me atrevo a transgredirme. Casi siempre acabo aceptando la apuesta. Pero… ¿y si hay algo más detrás? ¿Y si jugando a crecer conseguimos que todos participen en el juego? ¿Cuáles son los ingredientes de los mejores juegos? Un objetivo y unas normas. Material. Jugadores. Y diversión. Lo maravilloso es que a la hora de jugar no hay límites. Podemos hacer lo que nos venga en gana. Podemos inventarnos dónde, cuándo, cómo, con quién, por qué, para qué jugar. Podemos disfrazarnos, podemos pintar las paredes, podemos pegarnos, podemos darnos amor, podemos hacer lo que queramos. Podemos usar el juego como herramienta, la diversión como objetivo y hacer del aprendizaje la consecuencia. Podemos jugar a ser todos un mismo equipo y trabajar por un fin. Podemos jugar a la revolución, poner el planeta patas arriba, ignorar a toda la gente fea que nos recuerda las cosas feas. Podemos cambiar el mundo y conquistar el corazón de todos nuestros adeptos jugando. Yo hoy quiero crecer, jugar, reírme y sentir un día más la locura de emociones que me recorren las entrañas. Mi oruga se retuerce emocionada. Soy una cría de gusano comiéndome una hoja junto al tronco que me vio nacer. Yo de mayor voy a ser mariposa. |